Aprovechando la celebración de las jornadas 2.0 del Colegio de Fisioterapeutas de Catalunya junto con el Colegio de Fisioterapeutas de Andalucía, recupero la ponencia que hice hace dos años, para esas Jornadas 2.0 del Colegio de Fisioterapeutas de Catalunya sobre «El hombro del músico».
Los nervios son traicioneros, y más aún hablándole a un ordenador… Pero de todo se aprende.
Hoy día, hablaría más bien de cadenas musculares que desequilibran el hombro. Y estructuraría la charla de otra manera, enfocándola en terapia, prevención y entrenamiento específico.
Así pues, debido a la práctica instrumental, en general, se sobreprograman las cadenas cruzadas anteriores del tronco y los tirantes de las cadenas de flexión del tronco. De manera que, el fisioterapeuta especializado se encargaría de encontrar cuáles son los músculos que trabajan de más para desprogramarlos (ya sea con masaje, estiramientos o cada cuál su técnica); para luego reprogramar las cadenas cruzadas posteriores y las de extensión del tronco (haciendo referencia sobretodo al trapecio inferior).
Una vez conseguido el equilibrio en el hombro, se haría ese trabajo de conciencia corporal, para enseñar al cuerpo del músico a disociar entre el movimiento del brazo y el del hombro (se puede mover el brazo en todos los sentidos sin necesidad de mover la escápula más que en los grados finales del movimiento), el del brazo y el antebrazo (se puede girar la mano sin necesidad de girar el brazo; de nuevo, exceptuando los grados finales) y se puede reforzar la mano, sin que eso signifique perder soltura ni agilidad en los dedos (para descargar la tensión en el antebrazo).
Ese trabajo es imprescindible para la prevención de lesiones en nuestro músicos; pero también lo es las escuelas, centros de formación y conservatorios para evitar compensaciones. Así pues, conocer las medidas ergonómicas y la interacción con el profesor de música, son indispensables para la salud de nuestra música de hoy y la que vendrá mañana.